Brasita Perro Chagualo: desde La Plata, Teatro Limítrofe

11231107_898466530200481_6802717024422472974_oLa inmigración y el trabajo esclavo son narrados intensamente en la obra teatral Brasita Perro Chagualo, una creación colectiva del grupo La Joda, en la que los personajes viven “extrañando una vida que nunca tuvieron y anhelando un progreso que no termina de llegar”. Podés verla todos los viernes de octubre en Saverío Cultural.

 

Por Rosana Aguila

Fotos: Pablo Fauffer

El Bajo y el Alto llegaron de Braliguay persiguiendo un futuro lleno de promesas: encontrar trabajo, progresar, vivir dignamente. En este paraíso donde todo es posible, ellos van a encontrar su lugar, sentir que pertenecen. Ellos, los otros, los brasitas, también tienen derecho a probar una porción de la parte más dulce y deliciosa del festín.
La realidad los entrampa ni bien desembarcan en el taller de zapatos. Un sótano oscuro, estrecho, asfixiante, donde sólo cabe la posibilidad de trabajar sin descanso, esclavos de un patrón tan invisible como omnipresente. El tiempo pasa y no hay esfuerzo ni sacrificio que alcance para sacarlos de allí.

11096568_898467126867088_6206921561204766146_oCuerear, juerear, lustrar, cuerear, jerear, lustrar, cuerear, juerear, lustrar, cuerear…
Cuando las fuerzas decaen hasta llegar al límite, los brasitas juegan, sueñan, desean, se hacen trampa, bailan. La música y las palabras del Braliguay natal los transportan al lugar donde quedaron sus familias, amigos y amores. Los juegos los alejan del desarraigo para arrimarlos a la orilla de aquella tierra exuberante que los visita en sueños; los mismos sueños que se transforman en pesadillas cuando el desaliento lo impregna todo.

Cuerear, juerear, lustrar, cuerear, juerear, lustrar, cuerear, juerear, lustrar, cuerear…
Son justamente esos sueños, deseos y pesadillas, expresados con la potencia de la acción y la palabra, lo que acerca al espectador a los protagonistas. No hay lugar para la indiferencia cuando se conecta con la cara onírica de una moneda que guarda también un lado oscuro. Se comparte además el mismo espacio, el sótano es el taller y la sala teatral.

Hay más de una buena noticia en Brasita Perro Chagualo: el trabajo con el lenguaje, la forma de contar, fusionando modismos de distintos países de América Latina, palabras con un ritmo y una musicalidad que nos es familiar y nos devuelve la identidad de una región a la que pertenecemos; quien no sepa el significado de algunos términos deberá rastrearlos en un Diccionario Latinoamericano, no en la Real Academia española. También aciertan con la puesta en cuestión de una problemática social de actualidad desde el arte, recreando situaciones dramáticas con el más puro espíritu lúdico. Conmover genuinamente poniendo el cuerpo y las emociones al servicio del relato. La decisión de contar la historia con una mirada descarnada pero también con una profunda ternura hacia los personajes.

Al final ya no hay un otro, un extraño. Porque, ¿quién está más allá de añorar, amar, padecer? ¿Quién no desea un destino venturoso? ¿Quién no baila para espantar pesadillas cotidianas? Al final, “la tierra de uno es la tierra de uno, un corazón que late más fuerte”.

Ficha técnica

Actores: Bajo, Flavio Bosco. Alto, Damián Le Moal.

Dramaturgia: Emmanuel Burgueño.

Dirección: Emilia Benítez.

Vestuario y escenografía: Valentina Rodríguez Kess.

Asistencia coreográfica, Dieguito Leandro.

Registro Audiovisual: Pablo Kauffer.

Diseño gráfico: CUFA.

Prensa:  Paula Ponce y Emilia Petrakis.

Lugar, día y horario: Saverío Cultural. Viernes de octubre a las 22:00 hs.

 

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