Un nuevo Salón Argentino de Bodegas conquistó La Plata con su experiencia para todos los sentidos

En su 16ta edición, y durante tres jornadas, el evento de degustación más importante de la provincia de Buenos Aires reunió alrededor de 100 bodegas distribuidas en 40 stands y vio pasar más de 5 mil visitantes. En esta nota te contamos cinco historias destacadas de un mundo lleno de pasión, dedicación y secretos.

Por Bárbara Dibene

Fotos: Álvaro Vildoza

Con un aumento sostenido en el consumo del vino, y un público cada vez más diverso que busca nuevas propuestas, la edición 2022 del Salón Argentino de Bodegas fue una experiencia sumamente exitosa. Durante los días 8, 9 y 10 de junio miles de personas se reunieron en el salón de eventos Vonharv, ubicado en Gonnet, para disfrutar de las mejores bodegas del país y conocer más sobre la producción. Además, no faltaron las charlas con expertos, la música y buena comida.

La cabeza y el alma detrás de los detalles

Mirna Leiva fue, al igual que en ediciones anteriores, la sommelier anfitriona del evento, lo que significa que su trabajo comenzó al menos tres meses antes con la elección de bodegas y el contacto de sus referentes. “La idea siempre es subir la vara, que el evento sea cada vez más interesante. Este año lo que buscamos fue sorprender al público no sólo con la oferta de vinos sino con distintas expresiones artísticas, como la música, la danza y la pintura en vivo”, contó la experta. Además, como novedad, en esta edición se planteó un espacio de alta gama y una hora al cierre del evento dedicada especialmente a la coctelería intervenida con vino.

Para Mirna lo interesante de asistir a una feria de este tipo “es tomar lo que estarías en duda de comprar” y además poder hacerle preguntas directamente a los responsables de las bodegas o de las marcas. En ese sentido, desde la organización identifican dos nichos en el público, quienes quieren vivir una experiencia más allá del vino, tener un momento de ocio y socialización, y quienes quieren degustar varias marcas que no tendrían otra posibilidad de probar. 

La profesional lleva más de 15 años de carrera y sus inicios fueron en un restaurante platense donde empezó como moza y luego tuvo la oportunidad de construir una carta con 250 etiquetas. El primer desafío, según recuerda, fue poder transmitir y educar en el trabajo del sommelier y en los beneficios y oportunidades de tener una guía. “En ese momento en la ciudad no era muy conocido el rol del sommelier, y menos siendo mujer, me decían ‘qué me vas a recomendar vos a mí’”. 

Por suerte, con el tiempo eso cambió y Mirna se consolidó en el rubro. Cuenta con orgullo que fue la primera en llevar adelante degustaciones en la ciudad de La Plata. “Al principio eran todos hombres, después se fueron sumando las mujeres. Y primero pedían vinos dulces, pero se animaron de a poco a pedir tintos. Creo que la percepción del vino de la mujer es más delicada y eso influyó en que actualmente los vinos también son más delicados y no tan robustos, son más aromáticos y hay muchísima variedad”.

Con sello platense

Mariano Segundo es uno de los impulsores, junto a su socio y amigo Raúl Di Marco, del proyecto Diagonales Winery (San Juan) que comenzó hace dos años y busca homenajear a La Plata, “una ciudad altamente vinera”. Durante el Salón, en el stand se ofreció su reserva Syrah 2017, que tuvo una producción de 3 mil botellas, y un Malbec, de 12 mil. Las uvas, explicó Mariano, provienen de la provincia de San Juan, donde trabajan con Javier Castro, enólogo de Bodega Marale. “Ahí tenemos un sector con nuestras barricas y armamos en conjunto lo que es cada vino”, explicó a Transeúntes. 

Por otro lado, Mariano comentó que con el proyecto buscan diferenciarse y lograr vinos que uno quiera regalar. Por eso, y al tratarse de ediciones limitadas, hoy en día se los puede encontrar principalmente en vinotecas. A futuro, en tanto, los planes son expandirse y colocar sus barricas en otras regiones vitivinícolas, teniendo en cuenta un presente donde el consumo, las degustaciones y las posibilidades de venta van en aumento. 

Un hobby, una pasión

A cargo del stand de Kalós Wines (Mendoza), con su Malbec clásico 59N y Yoli, entre otros, Marcelo Alarcón nos transmite su entusiasmo y dedicación al mundo del vino. “Hace veinte años que estoy en el ambiente. Al principio del lado del público, como bebedor, y a lo largo del tiempo hice amistad con enólogos, responsables de bodegas y dueños, y decidí hacer el curso de sommelier”, contó Marcelo, quien hace unos años comenzó a organizar viajes a bodegas para conocer los secretos de su producción, lo nuevo de cada lugar, y tener más información para su trabajo.

En ese sentido, recordó una divertida situación donde pudo saciar su curiosidad: “Una vez quisimos con un grupo poder hablar con el enólogo de una bodega importante, que nos dijo que nos podía brindar solo una hora. Pero finalmente estuvimos desde la mañana hasta las dos de la tarde y nos explicó muchísimas cosas. Eso es lo que nos gusta, el mano a mano”.

“Blend de personas”

El Aire Rose de Barroco Wines (Mendoza) fue uno de los vinos más pedidos y elogiados de la bodega durante el evento. El creador de la línea, Roberto Romano, explicó que se trata de “un blend de uvas tintas vinificado como blanco, lo que genera un rosado de volumen, de tensión”, y que al momento de diseñar este vino quiso diferenciarse: “Vos te parás en una góndola y los rosados son muy parecidos, del mismo color y con tapa blanca. Entonces generamos un rosado con una estructura distinta, con tapa negra, que lo hace distinguirse dentro de la homogeneidad”.

La historia personal de Roberto lo llevó paso a paso a desarrollar una marca novedosa dentro de un mercado muy competitivo. Es diseñador gráfico y sommelier, trabajó como director de arte y en gastronomía, vendió dulce de leche en una feria y gracias a una oportunidad pudo abrir su propia vinoteca en 2004. A partir de ese momento se abocó al mundo del vino y hace nueve años se lanzó con Barroco. “Nosotros funcionamos alquilando espacio en bodegas y trabajando con diferentes enólogos. Una persona para blancos y rosados, otra con tintos, y otra con espumantes. Y el porqué es que cada profesional tiene sus virtudes. Así como elijo lo mejor de cada zona para hacer un vino, tomo lo mejor de cada enólogo para que se vuelque a la impronta de cada vino”.

El Viognier 2012 es el primer vino de la marca y el que le permitió a Roberto lanzarse al mercado con su línea. Fue un gran desafío, que aceptó con mucho entusiasmo. “Tengo tres lemas: no hago vinos por hacer, cada vino tiene un por qué y no saco un vino al mercado que no tenga calidad”, cerró asegurando que seguirá trabajando junto a su equipo para mejorar año a año. 

Dos joyitas

El Blanc de Malbec de la línea Indomable de Colosso Wines se caracteriza por ser una propuesta arriesgada y exquisita. Se trata del primer vino blanco 100 por ciento Malbec con cosecha en San Carlos y Vista Flores – Tunuyán. Por otro lado, la bodega Patritti (San Patricio del Chañar, Neuquén) estuvo presente con su línea Primogénito, y especialmente con el Pinot Noir. Guillermo Murias, representante de la marca en La Plata, explicó que después de mucho tiempo de recorrer ferias y degustaciones, y conseguir que sea vendido en distintos espacios gastronómicos y vinotecas, este vino logró popularidad y se convirtió en uno de los más vendidos de la línea. Además, destacó el gran consumo por parte de personas jóvenes. 

Bonus track: el momento dulce

Parecen joyería, pero son chocolates, así podrían describirse las creaciones de LaLá. Detrás del emprendimiento se encuentra Laura, que hace dos años decidió dejar su trabajo en relación de dependencia para enfocarse en un hobbie que se volvió su oficio. Según repasa, al principio regalaba sus creaciones a sus familiares y amistades, luego aceptó algunos encargos y finalmente tuvo tanta demanda que se lanzó a crear su propia tienda y, en medio de la pandemia, ser parte de la oferta de una apps de pedidos online. 

Con una gran sonrisa transmitiendo todo su empuje, Laura cuenta que hoy en día tiene su taller en su casa y que su pareja aprendió lo necesario para ayudarla a terminar los encargos. Cada pieza demora unas 48 horas y es cuidadosamente pintada a mano. Los diseños son personalizados e incluyen opciones bien coloridas y metálicas, temáticas (clubes de fútbol, festividades) o más delicadas. “Por suerte ya tengo mis clientes y tenemos una relación. Me encargan seguido para fechas importantes y siempre nos quedamos charlando porque pasan a retirar por casa”, cierra.

Pasaron por aquí y dejaron su firma...

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