El jueves 30 de junio, la clase magistral sobre la bebida nacional tuvo su 18ta edición en el marco del seminario curricular “Crónicas Ruteras: La 40”, que se dicta en la facultad de Periodismo y Comunicación Social y declarado de Interés por el Congreso de la Nación en 2015.
Por Bárbara Dibene
Fotos y video: Álvaro Vildoza
Era el año 2013 y Sonia Renison, docente y periodista especializada en turismo, decidió embarcarse en una novedosa propuesta educativa para estudiantes universitarios de comunicación, el dictado de un seminario que toma como eje la Ruta Nacional 40, el corredor turístico más importante de la Argentina, para trabajar la preproducción periodística. De esa manera, el seminario “Crónicas Ruteras: La 40” daba su inicio hasta lograr, al día de hoy, 18 ediciones consecutivas, adaptando sus contenidos en pandemia, y dando a quienes lo cursan herramientas para comprender lo artesanal y minucioso del oficio periodístico.
Sonia, quien es autora del libro “Ruta 40: cinco mil doscientos kilómetros desde la Patagonia al Norte argentino” que cuenta con fotografías de Alejandro Guyot, define a la Ruta 40 como “un todo, una marca, un recorrido mítico”, ya que “en sus más de 5.200 kilómetros de extensión se puede conocer y dar a conocer las historias de vida, cultura y economía que caracteriza a cada lugar”. En ese sentido, resalta que la Ruta 40 comunica los 206 pueblos que abarcan las once provincias que une: Santa Cruz, Chubut, Río Negro, Neuquén, Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca, Tucumán, Salta y Jujuy y las tres regiones, Patagonia, Cuyo y Norte.
Una de las perlitas del seminario es su trabajo final, que en cada edición supone el desarrollo de una cata de vinos dirigida por Daniel López Roca, periodista y director del sitio Argentine Wines, el primer portal de vinos de nuestro país. Además, Daniel lleva adelante la organización de un evento muy particular llamado Vinos sub 30, un concurso que anualmente convoca a jóvenes de todo el país a reunirse para catar vinos y elegir a los mejores.
“Hace muchos años, cuando comencé a escribir sobre vinos, lo hice con la intención de divulgar las virtudes de una bebida a la cual estamos conectados por nuestra historia y por nuestra cultura. Me di cuenta de que el vino había estado lejos de las mesas de nuestro país durante más de una generación, y esto a la larga sería un problema si los productores y los comunicadores no comenzaban a hablar con los jóvenes”, cuenta Daniel, quien entiende que el seminario es una buena oportunidad para dar a conocer “que vivimos en un país vitivinícola”.
Este año, la cata magistral de vinos se desarrolló el jueves 30 de junio en las aulas de la facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. A las 10.30 se dio inicio a la cita y Daniel inició la clase hablando de la historia del vino, que puede rastrearse hasta 10 mil años AC con el registro de bodegas y producción con criterio comercial, sus características principales y las particularidades en Argentina. En esa línea, destacó la existencia del Instituto Nacional de Vitivinicultura, organismo que controla la industria vitivinícola y promueve buenas prácticas. En su sitio, por ejemplo, podemos encontrar la definición de vino como una bebida “elaborada a partir de un aguardiente de vino que, mediante hidratación conveniente con agua potable, alcanza una graduación alcohólica entre treinta y seis grados (36º) y cincuenta y cuatro grados (54°)”.
Para la degustación, Daniel eligió comenzar con un vino patagónico, de Chubut específicamente, un “Piedra Parada” Red blend de Merlot y Pinot Noir. Luego siguió con un vino mendocino, un “Puro” Malbec de Trapiche. Y finalmente con un Malbec “Siete Vacas” de la bodega Las Arcas de Tolombón del Valle de Uco, en Tucumán. De esta manera, los vinos permitieron hacer un recorrido por las grandes regiones que atraviesa la Ruta 40.
Los y las estudiantes fueron guiados durante todo el proceso de degustación. Primero tuvieron que inclinar levemente la copa sobre sus bancos para observar el color de cada vino, lo olieron sin moverla y más tarde volvieron a hacerlo pero tras agitar la copa. De esa manera, las moléculas presentes en el vino se volatilizan y son más fáciles de captar. Daniel enfatizó en la necesidad de buscar descriptores, olores conocidos que nos permitan describir qué sentimos cuando olemos el vino, por ejemplo: fruta fresca o madura, tierra, madera, hierbas, o cereales, entre cientos de posibilidades.
El mundo del vino es sumamente importante en nuestro país tanto a nivel económico y productivo como cultural. Según datos oficiales, en Argentina se pueden encontrar 23.931 viñedos, 900 bodegas activas y 17 mil productores que generan más de 106.000 empleos directos y 280.000 indirectos. Por eso, Sonia enfatiza en la importancia del tema en el marco del seminario y en que posibilite trabajar con la preproducción y también “con lo inmediato, con la cercanía, con el interés y la novedad durante una jornada intensa en información, datos y fuente directa que apuntan a generar cierto vértigo en una cobertura”.
Finalmente, Daniel resalta que el ejercicio de esta clase magistral permite que se pongan en juego los sentidos y se disparen historias, recuerdos y emociones, y que año a año se sorprende gratamente con la respuesta de los y las jóvenes comunicadoras. “Siento que soy yo el que tiene que agradecer la curiosidad que veo en los jóvenes al enfrentarse a un elemento nuevo o poco conocido como es el vino, y ser absolutamente libres para hacer preguntas”.