No hay calor que deje sin pacota al Niño

Diciembre es un mes riojano, escribía Arturo Ortiz Sosa en los años 60 para la corresponsalía del diario La Nación; es en este mes tan ardiente, en el que se juntan las familias y las fiestas de San Nicolás, el Encuentro y la Nochebuena, cuando los pastos se secan, y muchas familias desempolvan las cajas con las figuras de un Jesús recién nacido para “armar” el pesebre y esperar el canto de las “pacotas”, homenaje que hace más de un siglo, jóvenes y adultos le dedican con coplas y vidalas navideñas. Transeúntes acompañó a una de ellas, desde el ensayo hasta la sexta y última visita.

Por Álvaro Vildoza

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