Aparecidos: el arte de la memoria

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Aparecidos en el Monumento a la Bandera en Rosario. Foto de Laura Tasada

Desde 2012 Brian Carlson, un artista estadounidense, lleva a cabo un gran desafío: hacer un memorial que recuerde a los 30 mil desaparecidos de la última dictadura militar argentina.

 

Por Daiana Giménez 

Brian Carlson es oriundo de Chicago, pero hace 15 años vive y trabaja en Illinois, desde donde le da vida a los Aparecidos, un memorial que reúne retratos de los desaparecidos de Argentina y ahora también del resto del continente.

Su interés en preservar la memoria mediante el arte se remonta a 1995, cuando se llevó a cabo en Oklahoma  un atentado que terminó con la vida de 168 personas, un hecho sin precedentes en la historia estadounidense (hasta el 2001). Carlson fue hacia el lugar y comenzó un memorial a las víctimas. Posteriormente colaboró con homenajes artísticos de muertes en Irán. El arte de la memoria era algo que venía barajando. Su interés creció y Brian comenzó a pensar en cómo podría usar su arte para hablar sobre las cosas que tenían un profundo significado para él y sobre los problemas críticos en nuestro mundo.

Aparecidos en la exESMA

Aparecidos en la ex ESMA

En 2007 visitó Argentina donde fue invitado, con un grupo de artistas, a visitar la ex ESMA, cuando aún no estaba abierta al público. Un historiador los llevó por los diferentes edificios y Brian comenzó a aprender una historia que desconocía. “Para mí fue abrumador. Sentí las propias paredes impregnadas por la desesperación y el sufrimiento que ocurrió allí; el terror”.

Al llegar al ático del Casino de Oficiales, que funcionaba como centro de tortura, Carlson se comprometió con los desaparecidos; les dijo “que iba hacer un memorial para ellos y que volvería, de alguna manera, a la Argentina para presentarlo. También les prometí que iba a exhibirlo en la ESMA si era posible.”

Pasaron varios años para que tome la iniciativa, pero en enero del 2012 comenzó su obra y hoy lleva más de mil cuadros pintados. La segunda promesa la cumplió en agosto del 2013.

Este homenaje recuerda a los desaparecidos argentinos a todo color. Las habituales imágenes de los desaparecidos que acostumbramos a ver, por la tecnología de la época, están en blanco y negro. El artista se percató de esto y decidió pintar los retratos de color, “quise hablar del carácter sagrado de la vida, de vidas individuales humanas; no sobre grupos, no sobre números. ¡La vida es color!”.

La presencia del color no sólo fue valorada por el autor, sino también por los familiares de los desaparecidos. En una exposición realizada en Rosario, una madre le dijo: “Durante 35 años vi la foto en blanco y negro de mi hijo. ¡Pero tu pintura lo ha traído a la vida con los colores!”. Brian entonces se emocionó. La idea de Aparecidos simbólicamente es esa; “aparecer a aquellos que fueron desaparecidos”.

 

El futuro

También decidió retratar a “Los Monstruos”; los dictadores y líderes genocidas

Hoy Brian lleva más de mil retratos pintados, sin embargo por la magnitud del terrorismo de Estado en Argentina, sabe que solo no puede terminar su memorial, es por ello que tiene pensando conformar una ONG para poder seguir con los retratos de los 30 mil desaparecidos. La idea es una “ONG donde jóvenes estudiantes de arte de todo el mundo participen en este esfuerzo”.

En pocas palabras, “las escuelas de arte en las universidades mantendrían contacto con la ONG, que le brindaría un grupo de fotos junto con la historia general del terrorismo de estado y un poco de historia personal de las víctimas”. Mientras tanto, él con “sesenta años y sólo dos brazos” se comprometió a pintar dos retratos por día.

Pero el trabajo de Carlson no termina en nuestro país; no sólo porque en Argentina el número de desaparecidos es muy alto, sino porque se le suman pedidos otros países del continente como de Paraguay, Nicaragua, Uruguay y Guatemala. “Espero con la ONG, tarde o temprano asistir a todos estos países y otros… Hay desafíos. En Nicaragua, por ejemplo, la mayor parte de los desaparecidos era la gente pobre y no hay ningún registro fotográfico de ellos. Pero hay muchos modos de hacer monumentos impactantes con el arte”

Brian asegura que su arte le permite sentirse muy honrado de “caminar al lado de todos los militantes que han realizado, desde hace décadas, dos tareas fundamentales: la preservación de la memoria y la búsqueda de justicia”

En su trabajo de mantener la memoria activa mediante el arte, ha encontrado dos grandes satisfacciones. La primera es el contacto, mediante las redes sociales, con familiares y amigos de los desaparecidos, quienes les envían historias y fotografías; él les devuelve un retrato y cuando visita Argentina suele encontrarse con ellos “Eso es un honor”, dice Brian.

La segunda gran satisfacción es ver la apropiación de los retratos .”Todas las imágenes son destinadas a ser usadas. Quiero que las copien, las impriman, y las utilicen de forma respetuosa. Por lo tanto, cuando veo fotos de la utilización del memorial, siento que estoy haciendo algo que es útil. Eso me hace feliz.”, cuenta desde USA un artista comprometido con la realidad del Sur.

Desde Estados Unidos
Siendo estadounidense admite no haber conocido la historia del terrorismo de Estado en América Latina hasta visitar Argentina, y mucho menos  sobre el apoyo de su país a las diferentes dictaduras del sur del continente; desconocimiento compartido entre sus coterráneos.

La explicación de esto, dice tener tres lógicas. La primera son los medios: “no hay libertad de prensa en los EE.UU. Los medios de comunicación son propiedad de enormes empresas que publican lo que sirve a sus intereses. Los EE.UU. apoyaron dictadores y ayudaron a instalar en América Latina las ambiciones corporativas de América del Norte. Hay una especie de club de oligarcas que se cuidan entre ellos; en los principales medios vemos lo que ellos quieren que veamos”.

La segunda razón que él señala es la educación pública que “enseña una perspectiva muy limitada de la historia, pro-Norteamericana, una perspectiva estadounidense que esencialmente glorifica a nuestro papel en el mundo”.

Finalmente, la última razón que él ve es la denomina “disonancia cognitiva”; es decir una negación a aquellas explicaciones que no concuerdan con las que históricamente le fueron dadas “cuando oyen historias acerca de la participación de Estados Unidos en golpes o asesinatos, o bien las toman como exageraciones, sospechan que son mentiras de subversivos o simplemente optan por mirar aparte”

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