Agustina Cerruti: la chica que vuela sobre el mar

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Viajar, hacer ejercicio, despejarse y sentirse bien con uno mismo son algunos de los beneficios que el kitesurf trajo a la vida de Agustina Cerruti, una estudiante de comunicación que decidió seguir sus deseos y cosechó triunfos hasta ser triple campeona en Argentina. Hoy no puede imaginarse su vida sin practicar además otros deportes extremos como el surf, el windsurf y el skateboard.

 

Por Bárbara Dibene

Fotos: web y FanPage oficial

Hace diez años, Agustina iba a la facultad de Periodismo y Comunicación de la UNLP y trabajaba en la ciudad de Buenos Aires. Tenía una vida “normal”, con rutinas y obligaciones que la mantenían ocupada. “Estaba cumpliendo los mandatos sociales pero estaba reprimida detrás de todo eso. Hacía todo lo que hacía feliz a mi entorno, pero no a mí”, asegura recordando el pasado, y las reflexiones que la llevaron a cambiar su rumbo.

Agustina practicaba windsurf desde los 19 años, un deporte que la había acercado a la naturaleza y revolucionado su forma de pensar. A los 23 supo –con dudas pero bastantes certezas- que era momento de viajar, abandonar las instituciones, descubrir nuevas culturas y profundizar esa relación con lo natural. “Fue un proceso que me llevó un tiempo, ya que debía abandonar todas las zonas seguras de mi vida y lanzarme a la aventura de lo desconocido”.

Un buen día me di cuenta que la idea de éxito, esto de tener un trabajo y una profesión en camino, no me hacía feliz.

Las primeras dificultades surgieron en el ámbito familiar, pero lograron solucionarse con tiempo y determinación: “Tomé la decisión de comprarme un pasaje. Primero lo hablé con mi familia, las mujeres me entendieron y apoyaron, pero los hombres no querían saber nada. Somos una familia numerosa, soy la más chica de cuatro hermanos. Con los días, la idea fue decantando y fueron entendiendo mi necesidad”.

Y así es como llegó a Hawaii, Estados Unidos, con una visa de un mes que luego pudo extender. “Lo primero que hice cuando llegué fue alquilar una casa junto a otros argentinos que conocí allá, que estaban haciendo la misma experiencia que yo. Me compré un auto, lo pagué 350 dólares, y busqué trabajo para sostener la experiencia. Empecé como jardinera, también cuidé niños y limpié casas. Como el trabajo era por hora, podía manejar mis horarios. Pasé de la comodidad de una oficina a arrancar yuyos, pero todos los días al mediodía me iba a la playa a disfrutar de la naturaleza, el mar y las olas”, rememora Agustina, quien comenzó a vivir en un paraíso compartiendo realidades diferentes con decenas de personas.

Por ejemplo, se encontró con un grupo de israelíes que estaba disfrutando su año sabático tras haber participado en una guerra. “Eran chicos de mi edad que venían de estar en el mismísimo infierno, matando gente y viendo morir a sus amigos”.

 

El deporte como estilo de vida

Agustina recuerda el regreso de Hawaii como un momento de crisis, con la incertidumbre de cómo seguir y la falta de interés por aquello que antes le daba seguridad, como la facultad y el trabajo. “Seguía buscando mi aprendizaje ahí afuera, en la naturaleza. Después de haber navegado en las mejores condiciones del mundo, volví al río con mi equipo de windsurf con pocos días de viento y muchos de espera. Entre esos días, un amigo me invitó a probar kitesurf. Me gustó la idea de aprender algo desde cero. Sabía que tenía un nuevo camino por recorrer”.

Ecuador Surf Trip, 2012

Ecuador Surf Trip, 2012

El mismo amigo la invitó a asociarse con él para importar y distribuir una marca de equipos de kitersurf en Argentina, y empezaron a sponsorear a los mellizos platenses Assereto de 13 años a los que les iba muy bien. Ellos fueron quienes incentivaron a Agustina a probar y mejorar en el deporte. “Un fin de semana los acompañé a la competencia y me inscribí, pero no había chicas, así que empecé a competir con los varones”.

En ese momento, en el país lo practicaban apenas alrededor de quince mujeres. Sólo el tiempo, el reconocimiento del deporte y la difusión lograron que se sumen cada vez más entusiastas.

“Actualmente hay más de 250 mujeres haciendo kitesurf en el país. Cada vez más chicas se animan a enfrentar sus miedos e irrumpir en los espacios que tradicionalmente ocuparon los hombres. En esta práctica no hay diferencias si sos hombre o mujer, la naturaleza es un ámbito de legítima igualdad; nada nos diferencia frente a una ola de 5 metros, sólo el conocimiento y la fortaleza mental”.

Agustina encontró en el deporte una forma de vida, de contacto con la naturaleza y con lo que le gusta hacer. Por eso intenta compartir su experiencia en redes sociales, mostrando con mensajes inspiradores lo que se puede lograr.

Hoy, consagrada como triple campeona de kitesurf en Argentina, retomó la carrera de comunicación y creció en el plano laboral gracias a los sponsors y su dedicación: “Mi deseo es poder relacionar mi futura profesión con la pasión que siento por los deportes extremos”.

¿Qué es el kitesurf?
Se trata de una modalidad de navegación que se practica sobre una tabla que es traccionada por una cometa. Esta combinación permite alcanzar grandes velocidades sobre el agua y realizar espectaculares saltos (zonakitesurf.com)

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