Baños Mixtos

baños mixtos

 

Por Daiana Gimenez

Ayer por la tarde, desde la web de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social, se lanzó un comunicado informando que el edificio dejará de contar con baños separados: ahora serán “en forma indistinta para varones, mujeres y para lo que cada uno decida y quiera ser”. La decisión se tomó en el marco del “cambio cultural al cual estamos asistiendo en Argentina en materia de Género”, y teniendo en cuenta la entrada en vigencia de la Ley N° 26.743 de Identidad de Género.

No sorprende la decisión teniendo en cuenta la importancia y el lugar que le da la Facultad a los temas de género, incluso durante este mes se desarollará un congreso de “Comunicación, Géneros y Sexualidad”.

Lo que si sorprende es la rapidez de la decisión y las opiniones encontradas que esto trajo consigo. Ningún estudiante de periodismo es ajeno a las redes sociales y en el día de ayer fueron escenario de constantes debates entre quienes están a favor y quienes en contra.

En Facebook el principal lugar de discusión fue el grupo Periodismo y Comunicación Social U.N.L.P donde quienes se manifestaron en contra sostenían que era por cuestiones de “privacidad”, “respeto” y otros de “limpieza”. Los más extremistas hablan de posibles violaciones.

Mientras que en Twitter la cuestión se planteó de forma distinta. Hashtags como #BañosTurbiosEnPeriodismo y #QuieroMearAlaViejaUsanza  reflejaron que este hecho también se puede tomar de una forma más relajada y sobretodo con humor. Desde las escrituras en los baños hasta una fiesta inaugural fueron temas de chistes.

La medida tomada por la facultad anula la vieja tradición de “los nenes con los nenes, las nenas con las nenas”. La idea de los baños separados, fundamentada en el principio de la genitalidad y heterogeneidad, parece ridícula ante los tiempos que hoy vivimos y  ante la ley de identidad de género. Pero lo que más ridículo es la indignación de muchos estudiantes de la carrera, que se muestran en contra por razones que responden a propios histeriquismos. Nadie en su casa tiene dos baños. Todos hacemos y tenemos las mismas necesidades, independientemente del género al que permanezcamos. Dar por sentado que un hombre y una mujer necesitan diferentes privacidades y respetos es caer en determinismos baratos.

Más allá de ser un hecho que apuesta a  romper los esquemas tradicionalmente preestablecidos, es un hecho curioso que debe tomarse con tranquilidad.

La medida quizá se torne simbólica cuando hombres y mujeres por costumbre vayan al baño que siempre han ido, pero no deja de ser un avance en cuestiones de integración. Es un intento de romper con una barrera que segregó y dividió históricamente a hombres y mujeres sin motivo alguno.

Pasaron por aquí y dejaron su firma...

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