Canciones del otro lado del árbol

juan quintero y luna monti

La reconocida biblioteca popular “Del otro lado del árbol “ recibió nuevamente a los cantantes Juan Quintero y Luna Monti, quienes interpretaron canciones infantiles y lograron que grandes y chicos disfrutaran de una tarde cálida y llena de recuerdos.

Por Bárbara Dibene

Fotos y video: cortesía de los entrevistados

La entrada a la Biblioteca se ha convertido en un pequeño escenario. Dos sillas esperan a sus ocupantes mientras las casi doscientas personas presentes se hacen un lugar en la alfombra las rodea. Los más afortunados son los que llegaron temprano y participaron del taller de títeres del grupo “Rajatablas”. Ellos no sólo tienen el recuerdo de una hermosa tarde de trabajo, sino además, ocupan los puff y los banquitos les dan la vista más privilegiada.

El último grupo en llegar fue el de unos jóvenes que se quedan de pie y empiezan una ronda de mate. Están sonrientes y cuchichean sobre el último CD del dúo, “Después de usted”.

— ¡Increíble, es una bestia este Juan! Cuando termine nos acercamos, algo hay que decirle—dice Sebas y comienza a moverse cuando ve un hueco libre.

En ese momento, una de las organizadoras del evento y activa participante de la Biblioteca, anuncia la llegada de los invitados. Un enorme aplauso comienza en el centro de la ronda y se repite por varios segundos en todas las direcciones.

— ¡Les damos las gracias a Luna y a Juan por volver a regalarnos su música. Estamos muy contentos, siempre es un placer escucharlos!

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Esta no es la primera vez que los músicos visitan el Parque y la gente está muy agradecida por eso. Silvio Brito, miembro de la Biblioteca y encargado de prensa, recuerda cómo fue y cómo surgió ese primer contacto: “Después de nuestros encuentros de los sábados, armábamos videos con fotos y usábamos diferentes canciones para musicalizarlos. Cuando empezamos a usar música de ellos dos, una compañera pensó que era posible hacerles la propuesta de venir. Ellos aceptaron y se comprometieron a venir todos los años, formando un lazo muy lindo con la Biblioteca”.

Después del agradecimiento por tan buena recibida, Juan y Luna comienzan con sus canciones, muchas de ellas compuestas por Sebastián Monk, un famoso músico argentino que dedicó a los niños gran parte de su obra y utilizó ritmos folclóricos y latinoamericanos.

“Cuando Cami era muy chiquita no dejaba a sus papás en paz, no podían hacer nada porque si no ella se despertaba. ¿Hay acá alguna Camila? “, pregunta Luna y espera las manitos que algunas nenas levantan. Luego aplaude y les dedica “Con Cami que duerme”.

Silvio sabe que el dúo participa con ganas, que arma un repertorio especial cuando podrían tocar temas propios. “Yo siento que disfrutan de este espacio y eso es buenísimo. Además, nos ayudan porque convocan a un público que siempre los sigue, un poco más juvenil, y son personas que tal vez no conocían la Biblioteca”.

Después de cantar ¿Qué hacemos con Valentino? y Ulises, cuando se hace el dormido, sueña con una granja, los más grandes piden una canción de María Elena Walsh. Una de las ayudantes de la Biblioteca aparece entonces con un librito con varias de sus poesías. Entre todos eligen cantar Canción para vestirse.

—A levantarse dijo la rana mientras espiaba por la ventana. Tira con tirita y ojal con botón…

“A mí me encanta María Elena y también Elsa Bornemann, hoy cantaron Puentes y me parece una canción maravillosa” dice Paula, fundadora de la Biblioteca. Hace tres años ella y sus compañeros vienen trabajando diariamente para hacerla crecer.

El 2 de abril del 2011, la Biblioteca nació por la pasión de su hija por la lectura. Pilar estaba en la última salita del jardín y le gustaba escuchar cuentos. Pero una enfermedad muy grave la obligó a pasar largas horas en la Clínica del Niño de La Plata. Con su mamá pensaron que ese tiempo se pasaría mejor si los niños pudieran leer y dibujar, para así viajar a “lugares fantásticos”. Meses después, y a pesar de su lucha, Pilar “voló hacia el sol”, pero la Biblioteca ya era un hecho.

“Hoy funcionamos como cualquier biblioteca, ocho horas diarias, de lunes a viernes de 9.30 a 17.30. Tenemos más de 2.300 socios, hacemos préstamos de libros y recibimos chicos de las escuelas. Por otro lado, tenemos todo un enlace con la salud y se trabaja con hospitales y chicos de Casa Cuna”.

Además de todo eso, durante la semana se dictan talleres artísticos en el atelier “Florecido para mí”, y los sábados el espacio se convierte en un centro cultural donde hay lectura de cuentos y otras actividades, como presentaciones de teatro de títeres y juegos recreativos.

10172684_753986041302261_1210245317188554840_nPaula disfruta del show con el resto del público, que acompaña con su voz “Regalitos”, la canción que Juan le compuso a su hija Violeta. Falta poco para el cierre, pero todos están disfrutando mucho y no quieren que se vayan.

Luna y Juan proponen cantar una seguidilla, y le piden a todos que aplaudan y canten el estribillo: “Para que bailes y rías niña, por eso canto la seguidilla”. La gente sigue el ritmo y canta, mientras los más chiquitos se mueven e intentan alcanzar los huevitos de percusión que Luna está repartiendo.

Una nena vestida de princesa, que había estado “filmando” con su celular de juguete, se enoja al no tener éxito y se sienta en una silla, sola y haciendo puchero. Su padre intenta consolarla y otros nenes la miran con curiosidad.

Cuando la canción termina los músicos intentan despedirse, pero ante el grito de “una más y no jodemos más”, interpretan a capella “Sacha Puma”. Las fotos y los saludos los demoran un tiempo más en el escenario, mientras Paula vuelve a la Biblioteca con algunos chicos y nos dice con emoción, “este espacio es muy importante. Lo transitan muchas familias con sus hijos que van creciendo del otro lado del árbol”.

Pasaron por aquí y dejaron su firma...

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