SKAM: los secretos del éxito noruego

Las mentes detrás del fenómeno noruego SKAM visitaron Buenos Aires y explicaron algunas claves del proceso creativo, la respuesta de la audiencia y las sorpresas que se llevaron a lo largo de cuatro temporadas. A partir de la presentación de la guionista y directora de la serie, Julie Andem y la productora web Mari Magnus, Transeúntes resume tres secretos de un éxito que desconoce fronteras.

 

Por Álvaro Vildoza

¿Qué hace que millones -180 en China, nada menos- de fanáticos alrededor del mundo descarguen los videos que otros fans voluntariosos subieron traducidos y subtitulados a una carpeta de Google Drive? ¿Qué lleva a un estudiante de una universidad porteña a decorar sus cuadernos con fotos de dos noruegos de 17 años besándose? ¿Cómo se explica la larga fila de chicos argentinos de entre 16 y 20 años que esperan para una foto a las creadoras de una serie pensada para una población de 30 mil adolescentes en el país nórdico?

Es el segundo día del Mediamorfosis, el evento que se propone descubrir cómo evolucionan los medios, y que desde hace tres ediciones, trae al país a los productores, realizadores y especialistas más destacados del mundo para que compartan sus experiencias con la transmedia, la realidad virtual y el diseño de narrativas inmersivas. Así es que Julie Andem y Mari Magnus se presentan en el escenario del auditorio del Centro Cultural de la Ciencia, a 12 mil kilómetros de su ciudad de residencia.

“Nunca sabías cuándo se iba a publicar algo, si algo [en el mundo de la serie] pasaba a las 23.30, se publicaba a esa hora”, explican para empezar su charla. Por ejemplo, si un clip -o escena- se publicaba el viernes a las 23.30, lo más probable es que se tratara de los momentos posteriores a una fiesta celebrada por los personajes.

Para los que no conocen nada de la serie, aquí va un pequeño resumen: Skam -vergüenza, en noruego- es una serie que se publicó fragmentada en clips durante cuatro temporadas en la web del canal público noruego NRK. Esos clips eran escenas que transcurrían en un día y horario específico (Lunes 10.47, por ejemplo) y se publicaban ese mismo día y a esa misma hora en la web oficial de la serie. Además de estos clips, durante la semana también se presentaban “capturas” de los mensajes de texto que intercambiaban los personajes y se mostraban las fotos que compartían en Instagram los protagonistas, chicos de 16 años noruegos que tenían la misión de juntar dinero para comprarse un colectivo -sí, un colectivo- para festejar durante una semana a bordo de él el último año de secundaria. Los viernes por la noche, el canal NRK transmitía por televisión los episodios reuniendo los clips de la semana.

En cuanto a la trama, cada una de las temporadas tuvo como protagonista a un chico diferente -Eva, en la primera y luego Noora, Isak y Sana-. El punto de vista de los protagonistas guió la narrativa, que atravesó un mapa en el que se mezclaban y descubrían las amistades, el amor, la sexualidad, el miedo, la presión y la religión. El cotidiano de los personajes, sus reacciones tras las pantallas de sus celulares o notebooks, y sus dudas antes de presionar “enviar” eran situaciones habituales.

Miles de jóvenes y adultos se identificaron con los celos de una de las protagonistas, se conmovieron con la salida del clóset de otro de los personajes, o se indignaron con la situación de abuso que Noora debió enfrentar y denunciar.

La ilusión de continuidad del universo narrativo estuvo a cargo de Mari Magnus. La productora, de 28 años, fue la encargada de escribir y subir a la web oficial de la serie fragmentos de conversaciones que tenían entre sí los personajes a través de los sistemas de mensajería iMessage de Apple y Messenger de Facebook y también llevar adelante las cuentas de Instagram de 17 de ellos, protagonistas y secundarios, con fotos y videos que expandían y profundizaban la trama.

Aunque la televisión pública noruega decidió emitir la serie de manera tradicional, las creadoras ganaron la batalla de la duración de los capítulos. Ya que los episodios se conformaban con estos clips/escenas que podían tener duraciones de apenas dos minutos o de diez, las emisiones eran distintas cada semana. Aún así, la televisión les dio lugar en la pantalla. Es que, según confiesan las creadoras, el gran desafío para el canal público NRK fue conquistar al público adolescente, al que históricamente la cadena consideró difícil de alcanzar.

Todo este gran armado y arquitectura que robustece la verosimilitud de la serie, la sensación de tiempo real y la potencia de los personajes es gran parte de su éxito. Aunque no se pueden reducir a un par de secretos, intentaremos descifrar a continuación algunas claves:

Secreto Nº 1: investigar, preguntar, y luego guionar

Más de 50 entrevistas en profundidad y 100 horas de grabaciones se sumaron a las investigaciones que Julie Andem ya había realizado para su trabajos anteriores a lo largo de una década en el canal público. En casi medio año, a través de skype y de entrevistas personales, tanto ella como Mari conversaron con adolescentes de todo Noruega para conocer sus temores, sus sueños, sus expectativas y su vida diaria. Algunas anécdotas y situaciones vividas por los entrevistados incluso fueron tomadas por Andem para construir los nueve personajes que tuvo listos antes del primer casting, que contó con la participación de 1200 jóvenes.

A través de la metodología “NABC” (que plantea la explicitación de Necesidades, Aproximación, Beneficios y Competencia de una propuesta) elaboraron cuestionarios y estrategias que les permitieron comprender a su target de audiencia -chicas noruegas de 16 años- y proponerles un show que responda a esas necesidades. Así, determinaron que su intención con Skam es “ayudar a fortalecer el autoestima de chicas de 16 años a través de la deconstrucción de tabúes, haciéndolas conscientes de mecanismos interpersonales y mostrándoles los beneficios de confrontar sus miedos”.

Julie Andem explica que la mejor forma de acercarse a esta información es hablar con los adolescentes sobre su rutina desde que se levantan hasta que se acuestan e ir preguntando en profundidad sobre los temas que van apareciendo en ese relato. Mari, por su parte, comenta que nunca hicieron entrevistas juntas -salvo a un adulto- y que lo hicieron desde un acercamiento más desde la amistad que desde el periodismo, muchas veces propiciando que los adolescentes llevaran a un amigo o amiga al encuentro. Esta confianza que generaban permitió que los chicos quisieran mostrarles sus teléfonos y sus chats grupales, y les contaran la “verdadera historia” detrás de sus posteos en Instagram. Todo esto fue una gran inspiración para la creación del gran universo virtual y de las identidades de los personajes.

Entre sus hallazgos se destacó la presión que sufren los jóvenes por “ser perfectos”, por lo que Skam intenta mostrar cómo cada uno tiene sus propios problemas a resolver, cómo puede enfrentarlos y liberarse de sus miedos y sobre exigencias. Además, se concentró en hacer foco en la interacción humana y las relaciones entre personas.

Durante la presentación, Andem compartió la experiencia que terminó de darle forma al personaje de Sana, la protagonista de la cuarta y última temporada, una chica de 17 años musulmana que lleva un hiyab en todo momento. Cuando la guionista le preguntó a una de sus entrevistadas musulmanas “¿qué querrías ver?”, la chica respondió pidiéndole que por favor creara a una “joven musulmana fuerte e inteligente que no sea vista como una víctima de la sociedad”, como suelen representarlas en la televisión. Sana, en la piel de la actriz Iman Meskini, es quizás uno de los personajes más logrados en la profundidad de su personalidad, y con el que la serie alcanza su misión.

Secreto Nº 2: entender cómo/cuándo/dónde miran contenido los adolescentes

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La competencia con las enormes producciones norteamericanas como Game of Thrones o The Walking Dead desafió a las creadoras a buscar estrategias para pelear por el tiempo en las pantallas de las audiencias y lo lograron. Chequear en el teléfono la página oficial de la serie por si había algún mensaje nuevo, una foto en Instagram, o si algún clip “estaba ocurriendo” en ese preciso instante, se hizo costumbre entre los fans de Skam. Las novedades podían llegar en cualquier momento. Incluso una respuesta a un mensaje de Noora, la protagonista de la segunda temporada, tuvo en vilo a miles de fanáticos.

Sin embargo, estas particularidades no eran nuevas para el público noruego. Julie Andem ya había trabajado en otras tres series en las que los contenidos en la web eran parte de la narrativa y en las que experimentó estrategias similares a las de Skam. En 2009 comienza a introducir la publicación de clips con escenas, fotos, mensajes y hasta un un videoblog de los protagonistas de Sara primero, y MIA más tarde, series para pre adolescentes en las que Andem fue parte del equipo de dirección, guión y montaje. También ocupó ese rol en las primeras cuatro temporadas de Jenter, realizada para la televisión pública noruega y que comparte otra de las características del boom Skam, y es que a partir de temporada 7 cada una de ellas tiene un personaje protagonista que guía el punto de vista.

Para Mari Magnus, que se reconoce curiosa de los consumos tecnológicos que hacen los adolescentes, el uso de blogs para comunicarse con la audiencia había dejado de ser una herramienta útil en 2015, cuando empezaron a pensar Skam. Recuerda que una de sus entrevistadas le dijo una vez: “soy 100% yo en Instagram, solo que una mejor versión”. Con el uso de esta red, más Facebook y YouTube “todos podemos hacer broadcasting de nosotros mismos”, explica, por lo que la propuesta de crear perfiles que lleven a las redes a los protagonistas de la serie entraba de manera orgánica en la vida virtual de los fans. Durante las cuatro temporadas, el público veía entre las fotos y los videos de sus amigos, también los de cada uno de los personajes de Skam. Esto, además, se convirtió en una forma de promoción alternativa y muy efectiva.

Secreto Nº 3: planificación, inmersión y comunidad

Para llevar adelante una serie como Skam, en la que son son usuales las escenas largas, de diálogos intensos y silencios inquietantes, las creadoras debieron buscar actores y actrices no profesionales -casi todos son estudiantes secundarios- que pudieran estar a la altura. Con una primera ronda de casting en la que participaron más de mil jóvenes, una segunda de 400 y una tercera definitiva, Andem trabajó con los postulantes la improvisación y “la traducción a su propio idioma” para obtener la frescura realista de adolescentes.

Para eso, comenzó las pruebas requiriendo pura improvisación y luego, en la segunda, ya con diálogos, de a cuatro actores debieron interpretar escenas vergonzosas no tan bien escritas a propósito. Los jóvenes debían leer y “traducir” rápidamente, una capacidad que fue muy necesaria dados los tiempos de producción. Varios de los actores que le dieron vida a los protagonistas asistían a clases en el colegio donde se grabó toda la serie, así como todos los extras. En ese contexto, los rodajes debían hacerse rápido y desarrollar las escenas de manera lograda en el menor tiempo posible.

Más allá del esquema de producción, que aseguraba varios clips durante la semana, lo innovador fue el esquema de difusión de cada una de las partes que integraban el universo de la serie. Mari Magnus, en su rol de Netthistorieprodusent -algo así como productora de las historias web-, fue la encargada de diseñar la rutina de publicación de interacciones web entre los personajes, los posteos que éstos hacían en las redes sociales y la ampliación de la narrativa a través de estos recursos. “Al borde de lo éticamente aceptable”, cuestionan con humor las creadoras, su intervención en tiempo real un viernes por la noche, cuando se pusieron a chatear con las identidades de Eva y de su novio, en los comentarios de una foto en Instagram. Todo eso estaba planificado. Por la tarde, ese viernes, un clip mostraba una reunión entre las amigas, luego vendría el posteo en Instagram y los comentarios, y a la mañana siguiente, otro clip mostraría a la pareja despertándose.

Pero fue tal el éxito de la serie que los comentarios de los fans en los posteos impidieron continuar con las interacciones a través de estas redes sociales. Sin embargo, algunas de las reacciones de la audiencia fueron tomadas por Andem y Magnus para ponerlas en boca de los personajes o en sus mensajes de texto, a modo de agradecimiento. Incluso hubo un homenaje al público en el comienzo de la cuarta temporada cuando Andem llevó frente a la cámara la misma escena que había imaginado y dibujado un fan.

Toda esta propuesta inmersiva no llegó en tiempo real a nuestro país, pero sí hubo comunidades como Skam Latinoamérica en Facebook y Twitter que tradujeron del noruego toda la mensajería, y se encargaron de traducir y subtitular del inglés lo que otros fanáticos del mundo hacían del noruego en cada clip. También actualmente se encuentran publicando todos los contenidos de la segunda temporada siguiendo el orden, los días y los horarios originales de cuando se difundieron en Noruega.

“Es extremadamente hermoso y muy positivo que los fans se conecten entre sí”, se alegra Mari. Al salir del auditorio del Centro Cultural de la Ciencia, unos treinta fanáticos argentinos esperaban a las creadoras de su serie favorita. Los chicos les agradecen, les hablan de amigos noruegos con los que chatean y les regalan chocolates. Todos se llevan una selfie con Julie y Mari, las dos mentes detrás de un universo que achicó distancias.

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Alvaro Vildoza

Periodista y explorador audiovisual en Internet, siempre buscando hacer de Transeúntes, un sitio web innovador en la forma de contar el mundo.

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